Se cuenta entre los indígenas incas, que hace miles de años, en la región de lago Titicaca, se podía observar un hermoso y fértil valle donde hombre y mujeres vivían en paz, sin hacerse daños los unos a los otros, felices por los regalos que la tierra les otorgaba. Estos hombres y mujeres no eran ambiciosos, y por ello nada les faltaba. Todo lo que necesitaban lo obtenían de la tierra o del cielo (como la luz y la lluvia).
Entonces, en ese tiempo, la muerte no era una causa de sufrimiento para el ser humano y no se conocía ni la arrogancia ni el odio. Y quienes velaban por este estado de bienestar entre los seres humanos eran las divinidades de las montañas, conocidas como Apus.
Estos espíritus no prohibían nada a los seres humanos, exceptuando una sola cosa: jamás debían atreverse a alcanzar la cima de la montaña en donde se encontraba una hoguera con el fuego sagrado.
Pasó el tiempo, y los hombres y mujeres del valle, obedientes, no deseaban desobedecer a sus protectores; sin embargo, el espíritu maligno, quien había sido condenado a habitar en las regiones de las sombras que los hombres no conocían, no toleraba observar la felicidad y paz en que vivían los seres humanos. Por lo tanto, este espíritu ideo un plan para implantar la curiosidad, la desobediencia y la discordia en los hombres.
Así, se acercó a ellos y los instó a probar su valentía alcanzando la cima donde residía el fuego sagrado. Curiosos e intentando hacer valer su valor, los hombres decidieron escalar la montaña; sin embargo, a la mitad de su trayecto fueron sorprendidos por los espíritus Apus, quienes decidieron eliminarlos por su desobediencia.
Los Apus atrajeron a cientos de miles de pumas que devoraron a los hombres que habían desobedecido. Inti, el dios del sol, al observar este espectáculo, lloró. Y su llanto fue tan abundante que inundó el valle donde vivían los hombres y las mujeres.
Sólo pudieron salvarse un hombre y una mujer; quienes cuando cesó la lluvia, se percataron que los pumas habían sido transformados en piedra. A partir de entonces se le llamó a este lago que restó del llanto del dios Inti, el lago Titicaca.
bonito mito.No sabia de ese mito XD