El mito de los chom es uno de los más conocidos del sur de México, sobre todo en los poblados de la cultura maya, es un relato oral que se ha contado de generación en generación.
Chom es el nombre que en lengua maya se da a las aves que en el resto de México se conocen como zopilotes. Se dice que, en la ciudad maya de Uxmal, una de las más importantes de esta cultura, reinaba un rey que era amante de los banquetes y las fiestas. En cierta ocasión, este rey decidió organizar la comida más espectacular jamás vista, y mandó preparar suculentos platillos con carne de ciervo, adornó toda su ciudad con las más extrañas flores, de aromas exquisitos, e invitó a los reyes vecinos, seguro de que su banquete sería recordado por mucho tiempo.
El gran banquete del rey de Uxmal
Una vez preparada la fiesta, el rey subió a su terraza y admiró los alimentos y se sintió orgulloso de lo que había conseguido; pensó que su ciudad y su palacio se veían más hermosos que nunca. Así, el rey de Uxmal salió a recibir a todos sus invitados, quienes portaban joyas y sus mejores vestimentas. Pronto, los sirvientes comenzaron a colocar la comida en los lugares dispuestos y, por un momento, los invitados y el rey pasaron al palacio.
Sin embargo, esto no fue una gran idea, ya que alrededor del palacio volaba un grupo de chom, o zopilotes, hermosos pájaros de plumajes coloridos; quienes al ver y oler la comida, bajaron rápidamente y terminaron con ella.
La osadía de los Chom
En ese momento, el rey salió del palacio con sus invitados, dispuestos a comer los suculentos patillos; pero se dieron cuenta que los chom no habían dejado nada, por lo que el rey, enfurecido, mandó que dispararan flechas y mataran a aquellas aves. Temerosos, los chom volaron demasiado rápido y alto, escapando de una muerte segura.
El rey de Uxmal deseaba que los chom pagaran por lo que habían hecho, así, él y sus sacerdotes urdieron un plan, colocaron más alimento en la terraza y esperaron. Cuando parecía que ya no había nadie en el lugar, los glotones chom, no pudiendo resistir, bajaron de nuevo, y cuando estaban a punto de comer de nuevo, dos sirvientes salieron debajo de las mesas y les arrojaron un líquido negro y pegajoso que habían hecho. Los chom salieron volando, pero lo hicieron tan alto que el sol les quemó las hermosas plumas que tenían en la cabeza.
Una terrible maldición
Además, los sacerdotes los maldijeron, diciendo: “Por haber comido estos manjares del rey de Uxmal, de ahora en adelante sólo se alimentarán con desperdicios y animales muertos”.
Así fue como los chom, que antes tenían un plumaje hermoso y eran la envidia del resto de las aves, pasaron a tener un plumaje y una apariencia feos; por ello ahora los chom o zopilotes vuelan alto, para que el resto de las aves no se burle de su apariencia; y bajan únicamente cuando tiene hambre, a alimentarse de carroña y basura.