El mito del Ayaymama narra la historia de unos pequeños abandonados en la selva amazónica. A partir de sus peripecias, apareció el ave de mismo nombre. Este mito es uno de los más famosos en la cultura folclórica peruana, específicamente de las agrupaciones humanas del Amazonas. Así pues, el mito nos explica la naturaleza del ave Ayaymama.
El sacrificio de una madre
En una recóndita aldea del Amazonas una joven india tuvo dos hijos. Los pequeños vivían alegres al lado de su madre y aprendían las costumbres de la aldea. Eran muy pequeños todavía cuando una mortal enfermedad azotó la tribu. Las personas comenzaron a morir a un ritmo preocupante, pronto la madre presentó síntomas. Este hecho la llevó a tomar una difícil decisión.
La madre de los dos pequeños los llevó al corazón la selva para salvarlos del contagio. Para una madre tan joven era muy difícil desprenderse de los niños, pero la enfermedad avanzaba. De este modo, la mujer salió una mañana de la aldea con sus hijos. Durante largas horas caminaron hasta perderse en la verde espesura. Cuando la madre encontró una agradable quebrada dejó a los niños ahí. Ella les pidió que aguardaran pues pronto volvería.
Los niños no tardaron en añorar a su madre y desearon volver con ella. La quebrada era un paraíso tropical, había diversos árboles frutales y un cristalino riachuelo corría entre la selva. Durante horas los hermanos no tuvieron preocupación y jugaron y comieron en el claro de la selva. Sin embargo, cuando la señora noche envolvió el cielo con su manto negro ellos lloraron. Su corazón anhelaba estar al lado de la madre y emprendieron el camino de vuelta.
Dos pequeños en la selva
La selva es espesa y los niños se extraviaron, pero el Señor del Monte se compadeció de ellos. Iban con sus piecitos torpes brincando las gruesas ramas del suelo selvático, los pequeños estaban angustiados. Como era de esperarse al cabo de una hora estaban perdidos en el océano de árboles. Su corazoncito no aguantó más y rompieron en llanto. – ¡Ay por qué no seríamos aves para volar y volver con la madre! Ante los lamentos el Señor del Monte se apiado de ellos y por obra de su poder los convirtió en avecillas.
Cuando los hermanos, ahora aves de la selva, encontraron la aldea, no había más nadie. Los dos pájaros volaban a toda velocidad por la selva, era ágiles y alegres. Tras un largo vuelo reconocieron la aldea, estaba inmersa en el abandono. El olor a muerte y enfermedad impregnaba el aire, algunos cuerpos aún estaban en el suelo. Por más que buscaron los niños no encontraron a su madre, la enfermedad arrasó con la tribu. Muy tristes, los pequeños se posaron en un árbol y gritaron: ¡ay-ay-mama!, ¡ay-ay-mama!
El triste canto de un ave
Se dice que los pájaros Ayaymama gritan de este modo porque los niños abandonados lo hicieron así. Para las tribus de la Amazonía los pájaros de esta especie son el espíritu de los niños abandonados que buscan su madre. Para ellos, los pequeños siguen su búsqueda por toda la eternidad y sólo se detienen cuando están cansados. Es en ese momento cuando el pájaro Ayaymama canta en la selva.
Este mito posee una fuerte carga emocional y explica el origen de un ave, así como el lazo entre madre-hijo. La popularidad de este relato se debe a que ciertos grupos étnicos tratan de retratar el fuerte lazo que une a la madre con sus pequeños. Si la madre es capaz de hacer sacrificios, los hijos también son capaces de retribuir el sacrificio. Así nace el pájaro Ayaymama.