Esta la leyenda de la señora del cinco, una historia que tuvo origen hace muchos años en una ciudad fronteriza, quizá Mexicali o Tecate. Se dice que en aquella época la ciudad era sólo un pueblito y la vida era muy dura. En una de las vecindades del centro vivía una señora que trataba con violencia a sus hijos. Muchas veces la mujer encerraba desnudos a los niños en cuarto oscuro durante toda la noche. Algunas personas creían que lo hacía como venganza, ya que su esposo la abandonó con los chamacos. Así pues, fueron pasando los años y lo niños se volvieron adultos y nunca regresaron al hogar.
Una pena y una maldición
Se cuenta que la señora, ya anciana y olvidada, se arrepintió por todo lo que hizo a las indefensas criaturas. Por lo tanto fue a visitar un viejo cura de la catedral, para que la perdonara de una vez por todas. Después de escuchar todas las barbaridades que hizo la mujer con los infantes le dijo: yo no puedo perdonarte semejantes pecados, tendrás que ir a Roma. A la anciana respondió que ella no tenía dinero para esas cosas, ni siquiera había salido del pueblo jamás. –Eso es correcto, parte de tu penitencia es pedir limosna hasta conseguir el dinero del viaje, pero sólo aceptarás monedas de cinco centavos. La gente comenzó a llamarla, la señora del cinco.
La penitencia de la señora del cinco fue tan dura que el hecho de mendigar comenzó deteriorarla. La anciana pasaba los días y las noches, vagando por los alrededores de la iglesia, vuelta loca. De esta forma, la señora pasó sus últimos días en la miseria y nunca reunió el dinero. Como no cumplió su penitencia, el alma de la mujer se aparece en las calles del centro a la media noche. Quienes la han visto dicen que tiene cara de calavera cubierta con el rebozo y es mejor tener lista la moneda para la señora del cinco.