En el Norte de Chile es común encontrar la flor silvestre Añañuca, planta que debe su nombre al mito de Añañuca. Este relato comienza en los tiempos anteriores a la independencia de Chile en la provincia de Monte Patria. En dicho lugar vivió una mujer india muy bella, que llevaba por nombre Añañuca. Como resulta lógico, todos los hombres del pueblo intentaban conquistarla pero ninguno tenía éxito. Sin embargo, en una ocasión un cazador de minas llegó al pueblo para descansar. Al conocer a Añañuca cayó profundamente enamorado y ambos comenzaron una vida juntos.
Mito de Añañuca, desamor y pena
La bella Añañuca era muy feliz junto a su amado, quien había olvidado sus sueños de cazador de tesoros. Desafortunadamente, mito de Añañuca incluye una desgracia. Cierta noche, el hombre tuvo una visión en sueños. Se trataba de un duende que le revelaba el yacimiento de oro que tanto buscaba en la región. Al amanecer, el joven minero salió del hogar a toda prisa sin advertir a Añañuca. De este modo, pasaron las horas, los días y los meses. La pobre india no soportaba el dolor de su corazón. Seguramente, aquel explorador había muerto en su empresa o, quizá, había enriquecido y tenía una vida nueva.Al paso del tiempo, la joven mujer enfermó gravemente a causa de la tristeza y murió. Es aquí donde se consolida el mito de Añañuca. Para todos los habitantes de Monte Patria era una desdicha que tan bella mujer haya terminado así. Por lo cual, la gente se reunió una tarde en el valle y dieron sepultura a la joven. Es cierto que aquella vez caía una suave lluvia, cálida como el llanto. Mas nadie imaginó lo que pasaría al día siguiente: de la tumba había brotado bellas flores rojas. A esta planta hoy se le conoce con el nombre de Añañuca.