El Zupay o Supay es uno de los personajes más conocidos del folklore argentino y de otras regiones de Sudamérica; de cierta forma es una representación del demonio. Esto se explica porque en la tradición oral, el demonio suele presentarse en forma humana, para tentar con mayor facilidad a hombres y mujeres.
En diversas provincias de Argentina, donde se conoce el mito del Zupay, se dice que representa el sufrimiento, la maldición, el mal, la tristeza y demás atributos negativos. Sobre todo en el sur de Bolivia, y en el norte de Argentina, es tomado como una especie de dios malvado, ya que proviene de los mitos de las culturas que, a través de la historia, han habitado esta región.
Bajo la forma de un gaucho
Se dice que el Zupay prefiere presentarse bajo la forma de un gaucho, o de un jinete vestido de negro, rico y de buenos modales; también se dice que suele montar un caballo completamente negro. Otros mencionan que lo han visto en la forma de un virtuoso payador, que se ha enfrentado a otros y, en pocas ocasiones, ha perdido.
Quienes se han topado con el Zupay, afirman que frecuenta lugares donde el vicio sale a flote, como lo son sitios de juego y placer: prostíbulos, cantinas, etc. Recorre los campos y los poblados en busca de ingenuos que le vendan su alma a cambio de algún capricho mundano.
En tiempos de los incas, el personaje que más se asemeja al Zupay es el Anchanchu, quien solía aparecerse en los caminos como un anciano aymara, pero que en realidad era un vampiro que buscaba acercarse a sus víctimas con su aparente bondad. También, en el mito del Zupay, se encuentran elementos propios del Demonio, Satanás o Lucifer característico de la tradición cristiana, por lo que se cree que este mito surgió como una configuración del sincretismo entre las culturas europeas y las indígenas, autóctonas del continente americano.
En los relatos orales que durante siglos han conformado el mito del Zupay, se desconoce exactamente el lugar donde vive, pero se sabe que siempre se presenta en la noche, y preferentemente a aquellos incauto que suelen viajar o permanecer solos.
El demonio ya estaba entre nosotros
Lo peligroso del Zupay, según la creencia popular, es que, aunque prefiere presentarse bajo la forma de un hombre, también puede hacerlo como un niño, un anciano o una mujer hermosa. En ocasiones se le observa como un hombre con características de un macho cabrío, pero también hay quien asegura que puede tomar la forma de un árbol o un remolino. Para saber que uno se encuentra próximo a la presencia del Zupay, seguramente podrá percibir un fuerte olor a azufre o carbón.
En algunas regiones con fuerte influencia de las culturas indígenas, las personas pueden llegar a entregarle ofrendas, con el fin de honrarlo y evitar que lance sus maldiciones sobre ellos; o bien, que se lo puedan topar por los caminos del campo.
En resumen, el mito del Zupay, que persiste hasta nuestros días, es un mito nacido de diversos mitos provenientes de la mitología cristiana y de los relatos de diversos pueblos de América del Sur.