Entre el pueblo de los wichis existe un mito muy peculiar que nos cuenta el origen de la enfermedad, a través de su imaginario lleno portentos. Según los antiguos wichis cuando el hombre empezaba a vivir agrupado en las aldeas, no se conocían las enfermedades. En aquel tiempo tan remoto todos los hombres eran saludables, los niños crecían sin enfermarse y nadie sentía dolor como consecuencia de un padecimiento.
Llegó la enfermedad
Aquellos de días llenos de salud terminaron cuando aparecieron los hombres de la enfermedad, unos espíritus de aparente forma humana que acarreaban la enfermedad. Se dice que los hombres-enfermedad vivían en las tierras donde duerme el sol y con él viajaban por el mundo. Estos hombres de mal agüero tenían la particularidad de hacer daño a las personas: si un hombre de la enfermedad veía a una persona que le agradara, rápidamente caería la calamidad sobre él.
En los relatos wichis se cuenta que si un hombre de la enfermedad le daba un golpe en la cabeza a una persona, esta tendría dolor de cabeza por mucho tiempo; si en cambio, el hombre de la enfermedad golpeaba a alguien por la espalda con un garrote, la persona sufría desmayos y mareos. Había otros espíritus más atrevidos, que se metían en el cuerpo de las personas y por ello sufrían dolor de estómago. El gran problema era que mientras los seres de la enfermedad no se fueran, no recuperaría la salud la víctima.
Hay muchos tipos de espíritus de la enfermedad
Por estas razones, los hombres de la enfermedad eran muy temidos. Por esta razón la gente aprendió a identificar sus comportamientos: ya sabían que los espíritus desaparecían por la mañana, ya que viajaban con el sol; mientras que invadían a las víctimas por la noche, cuando no había sol. De cierta manera, la enfermedad se queda a descansar en las personas para luego seguir su viaje, el problema viene cuando a un hombre de la enfermedad le gusta tanto su huésped porque puede quedarse hasta que muere la persona.
Los antiguos wichis también habían descubierto que los hombres de la enfermedad también se quedaban a vivir en los animales o los árboles. En ocasiones los wichis encontraban árboles caídos por la fuerza del viento, pero con el interior del tronco hueco porque algún hombre de la enfermedad se había quedado ahí. Los pobres wichis vivían atemorizados ante seres que no podían enfrentar.
La lucha entre la salud y la enfermedad
Con el paso del tiempo, algunos wichis sabios aprendieron a identificar el tipo de hombre-enfermedad que invadía el cuerpo de una persona e inventaron ingeniosos remedios para echarlos fuera. De esta manera se inventaron los conjuros y los preparados de los chamanes que curan la salud de la gente. Pero también, así fue como los hombres de la enfermedad conviven con la gente, esperando invadir a alguien. Pero lejos de ser un castigo, es una lección: porque la enfermedad también es parte de la vida.