Desde el Sur de Chile, propiamente de la región Chiloé, ha dado la vuelta al país el mito del Trauco. Sin lugar a dudas este es uno de los relatos más angustiantes entre las comunidades alejadas y rurales. Este miedo es comprensible, pues el Trauco es un hombrecillo con apetito sexual insaciable. Se sabe que la criatura mide apenas 80 cm de alto, no tiene brazos ni piernas, tiene muñones en su lugar. En cuanto al rostro, su cara es fea y varonil; en contraste con una mirada dulce, sensual, hipnótica. En su mano derecha lleva un hacha de piedra que transforma en un bastón mágico. Gracias a esta herramienta consigue muchachas vírgenes.
El mito del Trauco advierte a los aldeanos
En el mito del Trauco también se describe su conducta, para que los aldeanos no sean sorprendidos. En primer lugar, el Trauco se esconde en los colosales árboles llamados Tiques. En segundo lugar, el hombrecillo merodea cerca de las aldeas más remotas. En ocasiones, si encuentra una puerta o venta abierta invade el hogar. Es horrible el escándalo que hace en la cocina, habitaciones y toda la casa. Sin embargo, esta criatura nunca atacará a su víctima si está en compañía de alguien. Por eso no se debe descuidar a las jovencitas en ningún momento.La parte más aterradora del mito del Trauco es el ritual para seducir a las muchachas. Cuando el Trauco encontró a su víctima a solas, baja del árbol y lo golpea con su hacha. Esto provoca visiones en la señorita, que termina desconcertada. Entonces, el hombrecillo sopla un polvo de su bastón y la empuja a un sueño profundo. Cuando la joven despierta, no sabe qué ha pasado y ya desapareció el Trauco. Desafortunadamente, su cuerpo comienza a sufrir cambios y nueves meses después nace el hijo de la criatura.