El grano de maíz fue el alimento más importante en el mundo prehispánico, la base de la dieta del mexicano antiguo era este cereal amarillo, como lo sigue siendo en la actualidad: tortillas, atole, esquite, tanta gastronomía. Este gran cereal fue el regalo de un ser diminuto, fue el regalo de una hormiga. En la leyenda del maíz, Quetzalcóatl se convierte en una hormiga negra y logra conseguir el sustento del hombre.
Si conoces la dieta del mexicano o su gastronomía tradicional, estarás de acuerdo en que el maíz es el ingrediente primordial en la cocina mexicana. Desde las tortillas de maíz que siempre están presentes en los hogares, hasta los famosos tacos, las enchiladas y el pozole, la base de la alimentación mexicana sigue siendo el maíz.
Este maravilloso grano, considerado el verdadero oro de Mesoamérica, no siempre estuvo al alcance del hombre. Los antiguos pobladores prehispánicos narran en sus mitos el impacto tan grande que tuvo la cosecha del maíz y, en términos generales, la agricultura. Entre esos mitos, uno de los más populares es la leyenda del maíz, la historia de cómo Quetzalcóatl se convierte en hormiga y da el sustento al hombre.
La leyenda del maíz
Se dice que en tiempos muy antiguos, los hombres sobrevivían los días alimentándose de raíces y de los pocos animales que cazaban. Los dioses eran conscientes de las penurias que pasaban los primeros mexicas para conseguir el sustento, así que permanecían discutiendo la forma de conseguir el alimento del hombre. Los dioses decidieron que el maíz sería el grano vital para el hombre, sin embargo, este cereal permanecía resguardado en el Monte de los sustentos, lugar al que los hombres jamás podrían acceder.
Pese a la buena voluntad, los dioses no lograron sustraer el maíz de aquel monte legendario; incluso utilizaron todas sus fuerzas para desplazar dicha montaña, pero el resultado fue negativo. Por fortuna de los hombres, Quetzalcóatl se ofreció a encontrar la manera de conseguir el sustento de los hombres. Respecto a esta parte del relato, algunos sabios dicen que los hombres presentaron su inquietud ante el dios amigo de la humanidad y por ello se dio a la búsqueda del maíz.
Quetzalcóatl se convierte en hormiga
Una vez que el dios Quetzalcóatl emprendió su marcha, notó que una hormiga roja lleva en su espalda un grano dorado de maíz. De inmediato la deidad la interrogó y le solicitó que le dijera dónde estaba la fuente del maíz. Tras una larga negociación, la hormiga confesó que el cereal se encontraba en el Monte de los Sustentos y que podría llevar al dios blanco hasta allá, pero no en su condición actual. Así que por obra de un portento, Quetzalcóatl se transformó en una hormiga negra y juntas, las hormigas, emprendieron el viaje.
La hormiga negra extrajo un grano de maíz blanco, que era lo único que podía transportar con ese tamaño, y descendió del escabroso monte. Una vez reunido con los dioses en Tamoanchan, lugar de la tierra nueva, entregó junto a estos el preciado maíz a los hombres. Sin mayor problema los hombres sembraron el maíz, resolviendo el problema del sustento y surgiendo la agricultura.
El sustento de los hombres
Pero el dios Quetzalcóatl, siempre sabio, no había terminado su obra todavía. Junto con el resto de divinidades fueron al Monte de los Sustentos, para liberar los alimentos. Quetzalcóatl intentó desplazar el monte, jalándolo con una cuerda, pero no tuvo resultado. Los dioses se veían unos a otros, designaron a Nanahuatl, el más humilde de las divinidades, para despedazar el Monte de los Sustentos. Así lo hizo el bondadoso dios y extrajeron el maíz blanco, el maíz amarillo, la caña verde, el frijol, la chía y el chicalote. De esta manera, el hombre tuvo el rico sustento que trajo prosperidad.
La importancia del maíz y la serpiente emplumada
La leyenda del maíz es una de las más importantes en el pensamiento prehispánico, pues en ella se narra el nacimiento de la agricultura, evento que lo llevaría a establecer las aldeas primitivas, que en un futuro serían la esplendorosa ciudad de Tenochtitlan. Para algunos antropólogos, la serpiente emplumada, Quetzalcóatl, es una analogía del maíz: las hojas verdes de las milpas son las plumas de la serpiente; mientras que los surcos donde duerme el maíz son el cuerpo escamoso del reptil.