El Charro negro es una de las leyendas más famosas de México, una historia con muchas versiones y origen dudoso. Según se cuenta, en Bernal, un poblado de Querétaro vivió un adinerado hacendado. Este hombre era un amante de la charrería, pero en su vida privada había cometido todo tipo de atrocidades para hacerse de su enorme fortuna. Por esta razón, al morir, el hombre vaga por los alrededores del pueblo. Además, se sabe que en una ocasión un sacerdote le hizo frente. El charro negro aceptó la confesión pero sus pecados son tan grandes que la absolución no fue suficiente. Por ello, su alma sigue vagando todas las noches.
El jinete fantasma
En otros estados del sur de México, se dice que el charro negro es un espíritu al inofensivo. Cuando una persona camina por las noches de un poblado a otro en busca de un doctor, corre riesgo de encontrarlo. Si esto sucede, la persona sentirá que se le enchina el cuero y a su costado verá al charro montando su caballo. En ese caso, el hombre debe seguir caminando y no desviar su camino ni hacerle caso a la amena conversación del jinete. Pues corre el riesgo de aceptar una bolsa de dinero y a cambio morir. Aunque otros dicen que sólo ocuparán su lugar y serán un alma en pena.
Finalmente, una tercera versión de la leyenda del charro negro dice que nunca hay que subir a su caballo. Quienes lo hagan desparecerán para siempre, ya son muchas las almas que ha arrebatado el charro negro. En cambio, quienes logren ignorarlo no volverán a verlo. De hecho, algunos ancianos que lo vivieron el encuentro fantasmagórico dicen que al llegar a una iglesia, el charro negro se despide cortésmente y desaparece. Sea como sea, en las rancherías de México nadie quiere salir en una noche sin estrellas y encontrar al charro negro.