La vainilla es muy especial en México y en otros países de América Latina, su flor era muy apreciada por los pueblos de Mesoamérica, en especial por los mexicas (aztecas) y los totonacas, pueblos que habitaban en el centro de lo que hoy es México. El mito del origen de la vainilla intenta justificar el origen de esta planta de hermosas flores y exquisito aroma.
Las sacerdotisas totonacas
Se dice que hace mucho tiempo, el pueblo totonaca salió de Teotihuacán, la ciudad sagrada, y se dirigieron hacia las costas del actual estado de Veracruz; es decir, caminaron hacia la dirección en que el sol nacía (oriente). Allí se dispusieron a construir una nueva ciudad, a la que nombraron Totonacapan; también levantaron un templo llamado Tonacayohua, en donde se oraba por los alimentos sagrados, de los que vivía el pueblo totonaca. Este templo fue levantado en una de las montañas más grandes de la región. Las encargadas de este templo eran seis mujeres que eran elegidas desde niñas, quienes tenían que jurar no casarse nunca, para dedicar su vida al servicio de los dioses.
Fue durante el reinado de Tenitztli, que él y su esposa procrearon a una hermosa niña que llevó por nombre Estrella de la mañana; y puesto que su padre era un hombre en extremo celoso, la entregó al templo, para que ningún hombre pudiera tenerla cerca ni amarla.
La princesa se enamora
El tiempo pasó, la niña creció y se convirtió en una joven aún más bella. Pese a que se encontraba confinada en el templo, un día fue vista por un joven príncipe, llamado Joven Venado, quien al instante terminó enamorado de ella. Esto era penado por las leyes de los totonacas, ya que quien viera a una de estas doncellas recibía la muerte. Esto no intimidó al joven, quien, esperando pacientemente, decidió raptarla un día que Estrella de la mañana salió del templo con el fin de recoger flores y otras ofrendas para los dioses. Cuando la princesa vio al joven, quedó enamorada al instante de él, por lo que sin dudarlo huyeron juntos hacia lo más profundo del bosque.
La muerte de los jóvenes
Sin embargo, un ser monstruoso enviado por los dioses los obligó a volver por donde habían venido, por lo que terminaron topándose con sacerdotes y guerreros que los perseguían. Al atraparlos, tanto Estrella de la mañana, como Joven Venado fueron degollados (como marcaban las leyes del pueblo totonaca); y sus corazones fueron extraídos para ser colocados como ofrenda en los altares a los dioses.
Esto también serviría como un ejemplo de lo que sucedía si se quebrantaba la ley, y si se colocaban los deseos personales antes que los mandatos de los dioses.
El arbusto de vainilla
Días después, los sacerdotes se percataron que en el altar había empezado a crecer un bellísimo arbusto que desprendía un aroma exquisito, mismo que al poco tiempo comenzó a llenarse de flores. Así, se dice que este arbusto correspondía al de vainilla, y el aroma exquisito que percibieron los sacerdotes totonacas no era otro sino el aroma que actualmente conocemos de este tipo de flores.