Desde el pueblito de Totora, en el Norte de Perú, se ha hecho famosa la leyenda del calabazo con oro. Todo comenzó cuando unas cuantas familias de Tambillo y Chulucanitas se instalaron en una zona baja y boscosa. El nuevo pueblo quedó protegido por la vegetación y la neblina, que en ciertas épocas del año era densa. Además, en el centro del bosque había una laguna, dicha zona era utilizada para llevar el ganado a pastar. Como era costumbre, los hombres llevaban algo de comida y bebida para pasar el día en el campo.
El calabazo con agua se convierte en calabazo con oro
Un día como cualquier otro, dos hombres de edad madura salieron del pueblo de Totora con su ganado. Como eran personas muy precavidas habían preparado un almuerzo y en un calabazo hueco llevaban agua. Mientras atravesaban un cerro descubrieron una iglesia muy pequeña, que más parecía una capilla. Debido a su fuerte fe y noble corazón, dejaron el rebaño afuera para tomar la misa. Adentro, el sacerdote y los fieles continuaban con el ritual. De pronto, una gota de agua cayó en el hombre de uno de los pastores. Así que éste colocó el calabazo y contuvo la gotera. Cuando terminó la misa, los pastores salieron del templo y para su sorpresa la iglesia se había convertido en montaña. Así lo cuenta la leyenda del calabazo con oro.
Después del gran susto que les petrificó el alma, un enorme gozo los invadió al revisar el calabazo con oro. Después de persignarse y rezar algunas oraciones, los hombres partieron muy asustados rumbo al pueblo. Entonces, cuando tomaron el calabazo notaron que estaba pesadísimo. Lo revisaron. ¡Tremenda sorpresa que se llevaron al ver que el calabazo tenía oro en lugar de oro! Trabajando en equipo cargaron la pesada vasija y volvieron a la aldea.